viernes, 17 de junio de 2011

El Castillo en el Cielo (casi): Bitchu-Matsuyama-Jou

El castillo de montaña más alto de Japón


Lo mejor de la vida en el campo son los pequeños lugares secretos, llenos de historia y con el sentimiento nostágico de un pasado lejano. Y Momotarolandia esconde muchos de ellos.

A 1 hora de viaje en tren desde el centro de Okayama, se encuentra la ciudad de Takahashi, un lugar donde los lugareños afirman que no hay nada que ver ni hacer. Sin embargo, para nuestros ojos foráneos hay mucho que descubrir.

En una montaña de Takahashi, está el Castillo de Bitchu-Matsuyama (備中松山城 "El Castillo en la Montaña de los Pinos"). El castillo más alto sobre el nivel del mar en Japón, cuyos alrededores son área protegida y patrimonio cultural.


El pasado invierno, desde la estación de trenes, tomamos un taxi (muy caro, dicho sea de paso) que nos llevó hasta la entrada del parque donde está el castillo. Así nos ahorramos una parte del ascenso de la montaña (hasta donde puedan ingresar automóviles).


Nuestra principal razón para ir a conocer el Castillo de Bitchu-Matsuyama era que tal vez de paso íbamos a ver la nieve. Pero no tuvimos tanta suerte, el día de nuestra visita, aunque frío, se caracterizó por un sol pálido y mucha neblina arriba de la montaña.

Desde el parqueo de automóviles, hay que escalar un camino empinado en la montaña. No se si debido al clima o debido al paisaje y las edificaciones, el trayecto hacia el castillo genera una sensación de viaje en el tiempo. En cualquier momento esperábamos encontrar una sombra de samurai a la vuelta de la esquina.


En el Japón feudal del año 1240 D.C., los señores del país de Bizen (antiguo nombre de Momotarolandia) sintieron la necesidad de construir una fortaleza en las montañas donde se pudiera tener una amplia visión de su territorio. Posteriormente, también fungió como lugar de entrenamiento de los samuráis. A lo largo de los siglos posteriores, se destruyó y reconstruyó la edificación hasta llegar a la época actual, donde se ha restaurado el edificio.


El recorrido por el castillo es bastante rápido, ya que es pequeño, pero la vista es muy hermosa. Terminada la visita al castillo, hicimos el descenso caminando hasta la estación de trenes de Takahashi, ya que no habían taxis ni buses disponibles en el camino.

A lo largo de aproximadamente 6 kilómetros es posible observar el contraste entre el antiguo pueblo al pie de la montaña del castillo y la ciudad actual.


Takahashi es una ciudad rural, donde las tiendas de conveniencia y restaurantes habituales son escasos. Así que hay que la única opción en el camino es comprar en "pulperías" y clásicas "sodas" estilo japonés atendidas por abuelos.

En nuestra visita, con mucha hambre y luego de mucho buscar en calles antiguas, encontramos un lugar donde comer platillos muy típicos como el "Kitsune Udon" (fideos "udon" en caldo con trozos de tofu frito dulce) y el "Saru Ramen" (fideos "ramen" servidos aparte del caldo, junto con pasta de cítrico y huevo de codorniz crudo).


Ya en la parte moderna del pueblo hay una tienda de souvenirs locales, una iglesia católica (históricamente, la primera de todo Momotarolandia), templos budistas y sintoístas, mayor variedad de comercio y hasta las instalaciones de una universidad. Pero nosotros no lo sabíamos.


Al regresar a la estación, a lo lejos se puede ver el Castillo de Bitchu-Matsuyama en lo alto de la montaña. Como un recordatorio del Japón atiguo que se niega a morir ante la invasión inminente del mundo moderno.


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