jueves, 28 de julio de 2011

Jugando con Momochi

Las Mascotas de Momotarolandia


Resulta que en el año 2005, la ciudad de Okayama mostró oficialmente a su mascota: Momochi. Y luego en el 2010 se le unió su amiga Urachi. Tanto Momochi como Urachi participan en actos de la prefectura, como prevención, actividades deportivas y recreativas y así como la promoción turística.

Lo más curioso de las mascotas de Momotarolandia es lo que simbólicamente representan para la ciudad.

Momochi está inspirado en el célebre Momotaro, héroe tradicional de los mitología japonesa cuyo lugar de origen se atribuye a Okayama. Momotaro nació dentro de un melocotón gigante, el cuál fue encontrado por una pareja sin hijos que comprendió que ese niño era enviado desde el cielo. Al cabo de años, un grupo de oni (ogros demoníacos de la mitología japonesa) empezó a atormentar a su pueblo, por lo que Momotaro partió a enfrentarlos junto a sus amigos animales: el perro, el faisán y el mono. De ahí el carácter heróico que se le atribuye.


Momochi es una versión caricaturezca de Momotaro. En la parte posterior de la cabeza tiene un sol amarillo que hace referencia a "El país del Sol" (晴れの国), que es el nombre con que se promociona a Okayama por la abundancia de días soleados anualmente. Finalmente la banda en la frente muestra orgullosamente el melocotón, la fruta más famosa de las que se cultiva en la prefectura.


Urachi es una niña ogro, quien dejó atrás las peleas y unió fuerzas con Momochi, para enaltecer el nombre de Okayama. Los ogros del folklor japonés suelen representarse con cuernos bovinos, colmillos felinos y vistiendo ropas hechas de piel de tigre (las cuáles son muy fuertes, como el animal del que se fabrican. Urachi personifica los atributos de los ogros en forma amistosa.


El fin de semana anterior casualmente nos topamos a Momochi y Urachi. Ambos estaban muy ocupados frente a la estación de Okayama, promocionando el puesto de Momotarolandia en una feria turística de las ciudades del suroeste de Japón.


Momochi y Urachi son muy amigables, hasta aceptaron posar para nuestra cámara. Definitivamente, sus mascotas le hacen honor al carácter amistoso y la hospitalidad que caracteriza a la vida en Momotarolandia.

lunes, 4 de julio de 2011

La Ciclovía de Kibiji: Bicicleteando en Momotarolandia

En los tiempos antiguos del Japón feudal, lo que hoy es Okayama estuvo dividido en dos regiones principales, el país de Bizen y el país de Kibi. De esos tiempos antiguos hoy se conservan monumentos y templos históricos perdidos en medio del paisaje bucólico.



Para conocer los secretos del país de Kibi en Momotarolandia está la Ciclovía de Kibiji (Kibiji Cycling Road), que se extiende a lo largo de unos 20 kilómetros desde el centro de la ciudad de Okayama hasta la ciudad de Soja, atravesando arrozales y sembradíos diversos hasta llegar al corazón del antiguo reino.

Una pequeña parte del trayecto en la Ciclovía de Kibiji está a lo largo de la autopista estatal hasta que repentinamente se interna en un camino sólo para bicicletas y peatones, que tranquilamente corre paralelo a los antiguos canales de riego (que aún siguen en funcionamiento).



El camino es fácil de encontrar y de seguir, porque está bien señalizado en japones (y algunas partes en inglés, por su interés turístico). Luego de 4 kilómetros sobre la Ciclovía se llega al primer punto importante del trayecto: el templo Kibitsuhiko (吉備津彦神社).


El templo de Kibitsuhiko es una de las paradas obligatorias de las familias japonesas de Momotarolandia durante el Año Nuevo. En esta época muchas personas hacen un peregrinaje a pie (por la Ciclovía) o en auto para recibir la bendición de suerte para el nuevo año y hacer sus peticiones.


Nuestra primera experiencia en la Ciclovía de Kibiji fue precisamente el 1 de enero del 2011 cuando quisimos seguir la tradición japonesa. La intención era recorrer toda la ciclovía pero se frustró cuando empezó a nevar estando en Kibitsuhiko, lo bueno fue que de paso pudimos conocer por la nieve.

Siguiendo el recorrido, uno se llena los ojos viendo los paisajes típicos del campo japonés: los abuelos trabajando el campo, arrozales, vegetación y pequeños altares a la orilla del camino.


A 2 kilómetros del templo Kibitsuhiko está la siguiente parada: el Templo Kibitsu
(吉備津神社).


El templo Kibitsu es un sitio sagrado ligado al relato tradicional japonés de Momotaro. Hay historias que dicen que fue precisamente en este lugar donde nació el niño del melocotón, otras afirman que allí se llevó a cabo la batalla de Momotaro contra los demonios, de la cuál salió victorioso.


En las cercanías del templo hay tiendas de regalos tradicionales japoneses, un museo y un gigantesco montículo mortuorio tan antiguo, que incluso los historiadores de la región desconocen la identidad de quién allí nace.

La parte final del trayecto sobre la Ciclovía termina en la ciudad de Soja, exactamente en el templo Kokubunji (備中国分寺). Este se ubica en las inmediaciones de un parque forestal prefectural y es famoso porque tiene una pagoda de cinco pisos con tallados antiquísimos que representan los animales del zodíaco chino.


Reconozco que hasta Soja nunca hemos llegado en bicicleta, pero si le hemos sacado mucho "jugo" a la Ciclovía de Kibiji. Un pasaje directo (y sobre ruedas) al corazón del viejo Japón, que sigue latiendo en Momotarolandia.